Hoy fue un día diferente, ¿saben por qué? Porque comenzó
conmigo destrozándome, arrancándome partes de mí misma y de lo que me hace ser
quién soy –como siempre–.
Si vivo intentando ser alguien más (alguien que por supuesto
refleja ser más perfecto), ¿quién estoy intentando ser? ¿Quién soy? ¿Qué sucedió
con quien era? Al diablo con quienes no lo valen. Mis pensamientos de la nada
se modificaron y pasaron a ser los de alguien que lucha por sentirse bien y
trata de no dejarse pisotear por nadie –admito que hasta yo me sentí soprendida
por aquello–.
Tú no estás mal, ellos lo están. Deja el masoquismo para los
que de verdad se lo tienen merecido, de ese castigo sólo tú eres responsable y
nadie más. Es tiempo de madurar y crecer como persona, y eso implica saber
entender que la vida de cada uno de nosotros es una montaña rusa de emociones y
que no todos nos sentimos bien cada día.
Existen días así de buenos en mi vida, en los cuales trato
de apreciar cada ser bueno que me rodea.
Y también hay malos. Pero para ello ya hay posts escritos
anteriormente (la mayoría).
Sí, no soy de las que se quieren demasiado.
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